La etapa universitaria es una de las más transformadoras de la vida. Es un momento lleno de oportunidades, nuevos comienzos y desafíos. Sin embargo, no siempre es fácil. Las exigencias académicas, la distancia de la familia, la presión por tomar decisiones importantes o el simple hecho de adaptarse a un nuevo entorno pueden afectar el bienestar emocional. Por eso, cuidar de tu salud mental en la universidad es tan importante como estudiar o aprobar exámenes.
Escuchar(te) y crear rutinas que te cuiden
Uno de los primeros pasos para cuidar tu salud mental es aprender a identificar cómo te sientes. Parece obvio, pero muchas veces pasamos por alto señales de estrés, ansiedad o agotamiento porque estamos demasiado ocupados cumpliendo con todo. Tener una rutina que incluya momentos de descanso, comida equilibrada y algo de ejercicio puede parecer simple, pero marca una gran diferencia. No se trata de llevar una vida perfecta, sino de darte espacios para respirar, para conectar contigo y para no exigirte más de la cuenta.
Organizar tu tiempo también ayuda a reducir el caos mental. No hace falta tener una agenda milimétrica, pero sí conviene encontrar un ritmo que te permita avanzar con los estudios sin olvidarte de ti. Dividir las tareas en tramos pequeños, reservar tiempo libre real (sin culpa) y priorizar el descanso son formas efectivas de cuidar tu energía.
Apoyo y comunidad: no estás solo
Uno de los errores más comunes es pensar que tienes que poder con todo por tu cuenta. La buena noticia es que en la universidad existen recursos y personas que pueden ayudarte. Hablar con amigos, con tus compañeros de clase o con alguien de tu residencia, como en la Residencia Universitaria Sant Joan de Reus, puede ser un primer paso liberador. Compartir lo que sientes o lo que te preocupa con alguien de confianza no solo alivia, sino que también fortalece vínculos.
Además, muchas universidades cuentan con servicios de orientación psicológica gratuitos o a bajo coste. No hay que esperar a estar desbordado para pedir ayuda. Ir a terapia o hablar con un profesional también es una forma de prevenir. Del mismo modo, participar en actividades extracurriculares, talleres o grupos de estudiantes puede ayudarte a sentirte parte de una comunidad y a evitar el aislamiento, uno de los principales factores que afecta la salud mental en esta etapa.
Pequeños gestos que suman
Cuidar tu salud mental en la universidad no requiere grandes cambios de un día para otro. A veces, basta con empezar por algo pequeño: salir a caminar, escribir lo que sientes, hablar con alguien, desconectar del móvil una hora al día, o permitirte descansar sin culpa. Reconocer que el bienestar emocional también forma parte del éxito universitario es clave para disfrutar esta etapa con más equilibrio.
En definitiva, la universidad no solo es un lugar para formarte académicamente, sino también para crecer como persona. Cuidar tu salud mental es un acto de responsabilidad contigo mismo, y puede marcar la diferencia en cómo vives estos años tan importantes. Escúchate, rodéate de apoyo, busca ayuda si la necesitas, y recuerda que no estás solo en este camino.