Redactar el primer currículum como estudiante universitario puede parecer un reto, sobre todo si sientes que no tienes suficiente experiencia para impresionar. Pero no te preocupes: todos hemos pasado por esa primera vez, y lo cierto es que existen muchas formas de destacar aunque estés comenzando tu trayectoria académica o profesional. Lo más importante es saber presentar lo que sí tienes: motivación, habilidades, formación y una actitud positiva hacia el aprendizaje.
Presentación personal clara y profesional
El primer paso es incluir tus datos personales y una forma clara de contacto. Puede parecer básico, pero asegúrate de usar un correo profesional (idealmente con tu nombre y apellido) y de revisar que no haya errores. A continuación, una breve introducción en forma de objetivo profesional puede marcar la diferencia. En una o dos frases, explica qué estás estudiando, cuáles son tus intereses y qué tipo de experiencia buscas. Esta sección es tu carta de presentación, así que procura que suene natural, auténtica y enfocada.
Aprovecha todo lo que has hecho, aunque no sea un empleo
Aunque todavía no tengas experiencia laboral formal, hay mucho que puedes incluir para mostrar tus capacidades. ¿Has participado en algún voluntariado, trabajado durante el verano, o realizado un proyecto relevante en clase? Todas esas experiencias cuentan. También puedes incluir actividades extracurriculares, como pertenecer a una asociación estudiantil, colaborar en un grupo de debate o haber organizado algún evento en tu universidad.
Si vives en una residencia universitaria, por ejemplo, en la Residencia Universitaria Sant Joan de Reus, puedes destacar tu participación en actividades internas, organización de eventos o apoyo a otros residentes. Este tipo de experiencias desarrollan habilidades como liderazgo, comunicación o trabajo en equipo, muy valoradas por las empresas.
Formación y habilidades que suman
En cuanto a tu formación académica, detalla qué estás estudiando, en qué universidad y desde cuándo. Puedes añadir logros académicos, becas o cursos extra que hayas completado. Si tienes habilidades concretas, como manejo de software, idiomas, redes sociales, edición de vídeo o redacción, inclúyelas también. Piensa en lo que te diferencia de otros estudiantes de tu mismo perfil.
Diseño simple, contenido sólido
Un buen currículum también debe ser visualmente claro y bien estructurado. No hace falta que sea llamativo, pero sí ordenado y fácil de leer. Elige una tipografía sencilla, usa márgenes adecuados y no sobrecargues el documento. Lo ideal es que tu currículum no supere una página, especialmente si es la primera versión que preparas.
Antes de enviarlo, revísalo todo
Finalmente, no olvides revisar y corregir. Pide a alguien de confianza, como un compañero o un orientador académico, que lo lea y te dé su opinión. A veces, una mirada externa ayuda a detectar errores o a mejorar el tono del texto.
Consejo final
En resumen, tu primer currículum como estudiante universitario no necesita ser perfecto, pero sí honesto, claro y orientado a lo que quieres conseguir. Con el tiempo y la experiencia lo irás ampliando y ajustando, pero esta primera versión es una gran oportunidad para empezar a construir tu camino profesional. Tómatelo como un ejercicio de autoconocimiento y proyección: estás empezando, sí, pero tienes mucho que ofrecer.